Pablo O'higgins, La Escuela.
Escuela Estado de Michoacán. D.F. Detalle, (1939-1940)
Juntémonos y vayamos
en una tropa serena
a beber a la colmena
y a coger flores en ramos…
Canción a los poetas,
Jaime Torres Bodet
Hemos pasado tanto tiempo castigando al intelecto, limitándolo y
ajustándolo en sus aprendizajes en “la vía segura”, aquélla del método
científico, la vía de la razón. Así funcionan en gran medida los niveles de
educación, dándole prioridad a todos aquellos campos del conocimiento bajo el
mando de las ciencias, subordinando las áreas artísticas. Mientras no se reconozca
que el Arte es un pilar de conocimiento en el desarrollo intelectual humano,
seguiremos repitiendo muchos errores que, entre otras cosas, han perjudicado
profundamente el bienestar del mundo. Arte y Ciencia no están separados, el ser
humano se ha empeñado en construir esta separación.
Con las exigencias contemporáneas de nuestras vidas como adultos, parece que se refuerza un antagonismo entre ciencia y arte. Por favor, dejen de asumir que “el arte es un entretenimiento sano para quienes tienen tiempo”, esto no es así. El Arte es una forma de vida y conocimiento que se labra día con día. Quienes nos dedicamos a ello, nos entregamos en cuerpo y alma las mismas 8 horas diarias, o quizá más, y es un tiempo profesional, el mismo que merece ser respetado, análogo al que se pasa en una oficina, consultorio, juzgado, aula, banco o empresa, etc.
Todo esto lo manifiesto porque es necesario que las personas lo sepan y rompan esos esquemas perjudiciales para sí mismos y para la sociedad, sobre todo para que no sigan dañando a niños y adolescentes con aspiraciones artísticas, e inyectándoles veneno capitalista: “si estudias arte te vas a morir de hambre”. Esta consigna resuena constantemente, y va minimizando el valor propio del Arte en una sociedad enferma y con grandes estragos de falta de conocimiento y apreciación estética.
Mientras no haya una concepción y lugar dignos para el Arte en la vida de una sociedad, es evidente que no se está preparado para vivir con él. Y esto es más que claro, cuando su gran ausencia se encuentra en la educación misma. Si la educación no educa con Arte, trasgrede al mismo conocimiento.
El niño que aprende sin arte, es un niño que crece con un vacío de posibilidades de construir el mundo con empatía, sensibilidad y creatividad. La adolescente que se forma en la escuela, sin experiencias artísticas, adolece de aspiraciones distintas en sus sueños. Los jóvenes en la escuela superior que no poseen un caudal de emociones artísticas, seguramente serán adultos con mezquindad profesional.
Por eso hay muchos adultos con días extenuantes de trabajo y finanzas al día, pero que nunca han tenido tiempo para estremecerse con el concierto para piano y orquesta No. 5 de Ludwig van Beethoven, o tal vez para conmover su corazón con “Las flores del mal” de Baudelaire. Quizá tampoco haber presenciado alguna puesta en escena de “Sueño de una noche de verano” de Shakespeare, o “La vida es un sueño” de Pedro Calderón de la Barca…
Podría seguir enumerando una lista crítica hablando de cuando el arte se ausenta, pero mejor manifestaré qué pasa cuando el Arte forma parte de nuestras vidas, y sobre sus beneficios ilimitados en la Educación.
La presencia de las experiencias artísticas en los niveles de educación incuba semilleros de talento y conocimiento. Cuando al pequeño se le acaba de dar una lección de matemáticas y mientras se dedica a resolver sus ejercicios, de fondo hay que acompañarlo con música de piano quizá de Franz Schubert, Mozart o Liszt (las lista es tan inmensa). Sus procesos cognitivos se sensibilizan y la resolución de matemáticas lejos de volverse un conflicto, se transforma en un proceso de imaginación con números.
“Después de Beethoven, músicos y espectadores, […] no podrían regresar a la vista clásica del piano “como otro instrumento más” […] Con el expresivo modelo de Beethoven el desarrollo de la tecnología del piano fue el otro factor esencial que formó en el siglo XIX, la heroica visión del instrumento”1 [Tr. del A.]
Esto funciona de manera preciosa, con la lectura. Ambientar la lectura de un libro con música adecuada para ello, vivifica las imágenes mentales y la comprensión lectora. Enseguida, revivir esas experiencias para plasmarlas en papel o moldearlas con arcilla o plastilina, fomentan un amor y búsqueda de nuevas lecturas. De esta manera, la experiencia con la literatura lejos de ser tediosa y mecánica, comienza a ser trascendente para su ser.
“No verá el niño [ni el adulto] la belleza del mundo, si no ha percibido la belleza de la palabra leída”2
Ahora bien, la poesía, debe acompañar al ser humano en todo momento. Desde pequeños, hasta la vejez. Hay muchos niños que les encanta recitar versos, hay niños que componen los suyos. ¡qué labor tan erudita de la sensibilidad! Para aquéllos que aún piensan que la poesía, es un ejercicio de cursilería y palabras bonitas (minimizando la necesidad del poeta) déjenme decirles que es una de las actividades de erudición más compleja del ser humano.
Bajo esta tendencia, nuestros maestros se esforzaron hasta el cansancio por enseñarnos teoremas matemáticos para entender el mundo, pero nunca por enseñarnos a poder interpretar el Primero sueño de Sor Juana, una emancipación poética del conocimiento, cuyo propósito es el mismo:
[…]Primero Sueño de Sor Juana: en esa dilatada silva, una sostenida línea del pensamiento da cause significativo a las numerosas referencias científicas y digresiones mitológicas con que la autora va ilustrando los diversos aspectos de su itinerario intelectual, y a la vez proponiendo al lector sucesivos estímulos para el ejercicio de su propia erudición y de su propia capacidad cognoscitiva 3
Estos ejemplos que apunté tienen el propósito de revisar cuán lejos hemos estado de apreciar por completo el poder del Arte en nuestra formación como seres humanos. Pero este tema es un amplio conjunto de posibilidades. Hasta aquí voy a dejar estas inquietudes. En la próxima entrega mensual, abordaré las Artes visuales y plásticas respecto a este tema y mencionaré ejemplos famosos de la interacción de las Artes y Ciencias.
¿Ahora somos conscientes de la importancia de no prescindir del Arte en la
enseñanza? Yo defiendo la siguiente tesis: “el Arte colabora paralelamente
con las Ciencias en la adquisición del conocimiento”. Pero hay muchísimo
trabajo por hacer aún. Lector, me encargaré de inquietarte con estas ideas.
1. Greenberg Robert
(2002), Great Masters: Liszt His Life and Music , Sn. Francisco: The
teaching Company
2.
Sujomlinsky Vasili en Garrido Felipe (2014): El buen
lector se hace, no nace. Reflexiones sobre lectura y escritura. México: Paidós.
3.
Pascual B. José
en Hansberg O. (2005): Crítica y literatura sin fronteras, México: UNAM,
Diversa.

Arte para vivir, arte para ti 🎵🎶👏
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