ALIMENTOS REALES: LA VERDADERA MEDICINA.

 





Dra. Gabriela Vázquez Soriano

 

“Que tu alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento” 

 -Hipócrates-

 

Hipócrates es considerado el padre de la medicina. Fue un médico griego nacido en la isla de Cos, Grecia (460 a.C). Basaba su práctica médica en la observación y el estudio detallado del cuerpo humano y sostenía que éste último debía ser estudiado como un todo y no como partes aisladas. En su tratado “El corpus Hippocraticum” describe que el proceso de  curación natural se obtiene mediante una alimentación adecuada, reposo, limpieza corporal y aire fresco.

 

“Toda enfermedad comienza en el intestino”

                                               -Hipócrates-

 

En la actualidad vivimos en la era del consumismo, la inmediatez, el mínimo esfuerzo, el mínimo movimiento, inmersos (sino es que ahogados) en la tecnología. Aparentemente estamos –evolucionando- puesto que ahora existen miles de fármacos para tratar diversas enfermedades, tenemos disponibles las tecnologías más desarrolladas, desde las que nos permiten comunicarnos a distancia hasta los autos con piloto automático. Si esto es así ¿por qué la expectativa de vida del ser humano se está reduciendo? ¿Por qué, si se supone que estamos evolucionando, ahora hay más enfermedades y mucho más muertes prematuras por complicaciones?

 

Hoy sabemos que el 75% del sistema inmunológico depende del intestino, específicamente de la microbiota.

Entonces sí es de vital importancia saber qué estamos incorporando en nuestro organismo.

 

Los alimentos ultraprocesados* como los cereales refinados en caja, las galletas, postres y en general la conocida “comida chatarra”** actúan en contra de la función digestiva ya que al sistema digestivo le cuesta cinco veces más tratar de digerir este tipo de productos, alterando la microbiota y destruyéndola. Esto, sumado a otros factores que también la destruyen como el estrés, el consumo de fármacos, alcohol, tabaco, pesticidas, entre otros desencadenan una serie de alteraciones metabólicas que no sólo afectan al intestino (y que, sin duda, las alteraciones digestivas son las más comunes en sus diferentes formas: gastritis, reflujo, colitis, hemorroides) sino que también repercuten en la función del resto de los órganos. Por ello, ahora se desarrollan más enfermedades neurológicas, infecciosas, hepáticas, cardiometabólicas, endócrinas y autoinmunes. Estamos consumiendo lo que nos destruye, muchas veces por ignorancia y otras por negligencia; puesto que no hay mayor placer adictivo para el cerebro que el azúcar. Y nos hemos convertido en seres sobrealimentados y mal nutridos.

Los alimentos reales*** progresivamente han dejado de ser un gusto para la mayoría y cada vez a menor edad. Resulta un suplicio considerar a los vegetales, las hortalizas o las frutas en su forma original como alimentos deliciosos y los hemos llevado a un lugar restrictivo y aislado, en donde sólo se consumen si te sientes mal, si estás enfermo o si quieres bajar de peso; y está tan condenada su aparición, que el rechazo parece automático.

 

En realidad, Hipócrates tenía razón; toda enfermedad empieza en el intestino pero también termina ahí.

 

Así como un día nos dimos “permiso” de consumir lo ultraprocesado y nos volvimos esclavos de ello, ahora podemos empezar con una consciencia diferente: “¿Qué quiero incorporar a mi organismo?” Ahí donde perdimos un día la salud, ahí mismo podemos recuperarla si decidimos regresar al origen.

 

Si hiciéramos un análisis en retrospectiva y calculáramos aproximadamente lo que hemos gastado en comida ultraprocesada, fármacos, alcohol y/o tabaco nos daríamos cuenta que es mucho más de lo que gastaríamos en alimentos reales. Sin embargo, el costo que pagamos por perder nuestra salud es altísimo, puesto que no solo afecta la economía, sino que va mucho más allá: afecta nuestro cuerpo con dolores, síntomas, malestar constante, altera los pensamientos y los vuelve catastróficos, afecta las emociones y la mayoría de las veces restringe y detiene nuestro proyecto de vida.

 

Dejemos de mitificar a los nutrientes que vienen “envueltos” en forma de vegetales, frutas, leguminosas y todos aquellos alimentos reales que nos permiten mantener la salud y regresemos a esa primera medicina que proclamaba Hipócrates: la alimentación, el descanso, aire libre (contacto con la naturaleza) y limpieza del cuerpo. Estos son los verdaderos fármacos que nos pueden regresar auténticamente la salud. Los fármacos sintéticos sólo controlan síntomas, no curan enfermedades.

 

La medicina convencional trata las enfermedades con fármacos. Fuera de ello, es medicina alternativa.

 

Mi última pregunta y reflexión:

¿En qué momento la alimentación (como medicina real y verdadera) se convirtió en la alternativa?

 

*Se define como aquellos alimentos que atraviesan por diferentes procesos en los cuales su forma final es completamente diferente de la natural y son elaborados industrialmente.

**Hamburguesas, pizzas, Nuggets, refrescos etc.

***Aquellos que no son procesados o que requieren un mínimo proceso en donde no se altera su composición ni calidad.

 

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