Mexisógino


Por: Mónica Maydez.


Mexicanos, distinguidos por ser el TRI en el fucho[1], con gritos eufóricos por nuestra selección; por nuestras calaveritas, célebres a nivel mundial. Ni qué decir de nuestras paradisiacas playas, convertidas en destinos turísticos mundiales. Somos un pueblo lleno de pueblos mágicos. Cuando la tierra convulsiona y nuestros edificios colapsan, unimos fuerza para rescatar a los atrapados. Somos un pueblo fuerte. Majestuoso. El pueblo del águila que devora a la serpiente… el pueblo donde la misoginia devora a nuestras mujeres y niñas; aquel paraíso y la magia de los pueblos, la euforia futbolera, queda eclipsada. 

Frágiles masculinidades luchan por no ahogarse en el mar del feminismo; mujeres enardecidas y fastidiadas de toda la violencia que nos aqueja, hemos decidido tomar las calles; revolucionarnos para crear un pueblo justo con nosotras.

Mujeres que por luchar, somos repudiadas, tachadas de locas por no aceptar los estatutos machistas; por repudiar las normas sociales impuestas para nosotras. Porque ya nos hartamos del plan de vida que nos han impuesto: de niñas ser “el rosa”; de adolescentes nos convertimos en “las virginales”  y más tarde, en las esposas y madres abnegadas. Tenemos que ser las femeninas, dóciles, tiernas, comprensivas, las que ceden y aceptan todo por amor, porque también somos las que deben amar de forma incondicional.

Ir en contra es convertirnos en olas salvajes tratando de restablecer nuestra naturaleza humana y no de “muñecas”: nuestros cuerpos con vellos, el rostro al natural, nuestras ropas holgadas para hundir la cosificación de nuestro sexo.

Las feministas, esa marea que incomoda y que desean eliminar, porque más vale una mujer calladita que se vea más bonita a una que grite sus inconformidades y luche por sus derechos.

México es un país hermano… hermano de todos aquellos que oprimen a la mujer; un país que excusa ideologías machistas; un Estado que defiende a sus hombres porque son hombres y no hay más qué hacer por ellos más que dejar que sigan como hasta ahora: sometiendo, burlándose, atacando, ofendiendo, vejando, asesinando, humillando a las mujeres. México es un país misógino.

Nos convertimos en un país cavernícola donde las leyes solo se quedan inscritas en la piedra, para no dar frutos.

¿De qué podría enorgullecerse un mexicano con la realidad de que, al día, diez hombres se convierten en asesinos de mujeres y niñas y otros tantos, en violadores y abusadores?





[1] De manera popular, así se hace referencia al fútbol.

Comentarios

  1. Triste a la realidad que nos enfrentamos como país, queda mucho por hacer, mucho por decir, mucho por educarnos.

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