Suelo practicar una actividad aparentemente peculiar y de la que extraigo datos muy significativos- y tortuosos en la mayoría de los casos- sobre los hábitos de lectura de las personas. No sé si mi comportamiento sea invasivo, pero debo confesar que cada vez que visito un hogar ajeno al mío, de inmediato comienzo a registrar mentalmente ¿cuántos libros hay?. Las respuestas a menudo se parecen: “hay escasos libros”, en la peor de las situaciones “no hay libros”, o en el más afortunado (que se da raras veces), “hay muchos libros”.
¿Porqué en la mayoría de los hogares mexicanos hay pocos libros? ¿En qué momento del progreso humano se ha descartado la utilidad de los libros para el bienestar? ¿Cuándo fue que los libros dejaron de ser prioridad en los hábitos cotidianos?. ¿Hacia dónde se dirigen los anhelos de los que no leen? El escritor mexicano Felipe Garrido tiene una posible respuesta a estas interrogantes: “Cada quien aprenderá hasta donde lea”1
El acceso a lo libros es una herencia grandiosa que la humanidad posee. El derecho a leer provee ventajas maravillosas, permite el progreso y evolución de la conciencia. Cultivar esta actividad durante toda una vida es un reto de grandes dimensiones, y no todos están interesados en aceptarlo, y lo que es más triste, es un reto en el que no a todos se les permite el acceso. Aún hoy día el hecho de adquirir un libro es un lujo del que no todos pueden gozar, mientras que hay quienes teniendo los medios suficientes no se interesan en ello, y hay un pequeño sector a nivel nacional que disfruta y aprovecha la compañía de los libros.
Se ha mantenido la creencia de que el pueblo mexicano es un pueblo que no lee. Con mis observaciones y reflexiones sobre la actualidad, me atrevo a contradecir esta creencia. Considero que hoy día el pueblo mexicano si lee, ¡y vaya que lee mucho!, de hecho en cantidades estrepitosas, sólo que el planteamiento se transformó, la población mexicana ocupan su tiempo en leer mucho, pero, ¿qué es lo que leen?. Contenidos basura en Internet y redes sociales, que a todas horas se están consumiendo, es decir, se “están leyendo”. La lectura que se hace es del tipo improductiva además de dañina para la salud mental. En efecto, el mal uso de las tecnologías de la comunicación promueve en la población la lectura, ¡sí!, pero aquélla que estanca el conocimiento. A esto le he llamado las “lecturas digitales nocivas”.
Las estadísticas demuestran que existe un uso desmesurado del teléfono celular para estos fines. Para dimensionar esto hagamos un pequeño test de actividad lectora diaria: ¿cuántos mensajes de comunicación instantánea (chats) lees al día?, ¿cuántas horas al día pasas leyendo el contenido de las redes sociales de tus contactos frecuentes? ¿cuánto tiempo pierdes hurgando y leyendo las publicaciones de índole personal de los demás?. Muy bien, y ya que hicimos un monitoreo de tu actividad lectora diaria, puedes leer ahora lo siguiente en voz alta por favor: ¿porqué todo este tiempo que invierto en lectura digital nociva no lo ocupo en leer un libro?
Las lecturas digitales nocivas nos enferman lentamente en diferentes dimensiones. Enferman nuestro lenguaje, expresión, conducta, nuestras virtudes, la salud emocional, incluso la salud de nuestros ojos, y yo agregaría también, la salud de nuestros anhelos.
Le debemos tanta salud a nuestro cuerpo, a nuestra mente-nuestra alma. La lectura de un buen libro te permite enmendar esos hábitos destructivos que has acumulado a lo largo de tu vida. Ir llenando tu vida de libros es permitirte encuentros constantes de crecimiento y sanación. Es depurar tu organismo de pensamientos y conflictos nocivos con tu realidad.
Construir el amor por la lectura de libros, es construir un canal de sanación que te llena de alternativas para la vida, aquél que te permitirá navegar entre el cosmos del conocimiento mientras tu espíritu disfruta de un viaje feliz.
Y por si fuera poco al leer libros, tu salud psíquica se beneficiará enormemente. Al leer se nutren de forma muy positiva los fenómenos intelectuales que son propios del conocimiento-sensaciones, percepciones, imaginación, memoria, raciocinio y pensamiento- Leer mejora la capacidad de la memoria a corto y largo plazo gracias a su ejercicio de registro de información constante y asociación de datos. Permite el desarrollo del pensamiento en forma de ideas, juicios, imágenes y símbolos. ¡Ah, qué delicia son esas imágenes mentales que se van formando mientras uno lee!.
Y como el pensamiento está interconectado con el lenguaje, el ser humano mientras piensa es capaz de hacer abstracciones y relaciones de símbolos con conceptos que se pueden expresar mediante el lenguaje. El acto de leer amplía los horizontes de estas dos capacidades y el lector podrá desarrollar mejores análisis de información de toda índole. Por esto y muchas cosas más, confía en el poder curativo de la lectura de los libros.
Un libro te llevará de la mano a otro libro, quien a su vez te hablará de otro más…Dice el gran Umberto Eco “de pronto comprendí que a menudo los libros hablan de libros, o sea que es casi como si hablasen entre sí”2. No te preocupes si de pronto se han acumulado demasiados, amar tus libros es hablar también de tus victorias.
Antes de que te vayas, me podrías responder, ¿cuántos libros hay en tu
hogar?
________
1. Garrido F. (2004), El buen lector se hace, no nace: Reflexiones sobre la lectura y la escritura, México: Paidós.
2.
Eco
U. (1980) El Nombre de la Rosa, Italia: Casa Editrice Valentino Bompiani
& Co., S.p.A

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