Expectativas Claras (1)
¿Realmente son
claras las instrucciones que le damos a nuestros hijos?
¿Qué es obedecer? La real academia española
refiere que es: cumplir la voluntad de quien manda. De tal manera, que no estoy
segura si lo ideal es que nuestros hijos sean completamente obedientes. Las
investigaciones Científicas han demostrado que esperar el 100% de obediencia de
los hijos es irreal, es decir, no queremos que sean robots que acepten
indicaciones de manera incondicional.
Al mismo tiempo, “es importante entender
que la desobediencia en cierta medida, puede interferir con el aprendizaje de
habilidades más complejas, puede conducir al rechazo en diferentes contextos y
avanzar a un nivel mayor que lo lleve a problemas de conducta más graves” (1).
Es
aquí donde está nuestro trabajo como papás.
¿Cómo esperamos que nuestros hijos hagan lo
que les pedimos, si no les explicamos con claridad qué queremos de ellos?, es
decir, hoy volvámonos un espía de lo que decimos, ¿cómo damos las
instrucciones? y ¿ya les explicamos cómo hacerlo?
Generaciones anteriores eran víctimas de:
“pásame el éste de la esa, que está ahí” y el miedo empezaba si no lo encontraban,
si no lo pasaban o si se atrevían a preguntar: ¿de qué me hablas?
Entonces propongo que nos aseguremos de que
nuestras instrucciones sean tan claras “que un extraño las entienda” cuando se
trata de formar hábitos en nuestros hijos. Es decir, si queremos que se laven
los dientes correctamente y no lo están haciendo, volvamos a enseñarles, en un
momento donde estemos calmados y con la suficiente paciencia para hacerlo. Mostrémosles
con cariño cómo se hace, como si fuera la primera vez, para que el aprendizaje
se vuelva permanente. Es importante que busquemos un buen momento, porque si lo
explicamos con gritos, malos modos, o recordándoles lo grandes que están para
que le estemos enseñando otra vez, se volverá un aprendizaje que sus cerebros
preferirán no recordar; por el contrario, lo registrarán como un recuerdo
agradable y reconfortante. No olvidemos felicitar y reconocer cuando lo hagan
bien.
Llegará el momento en que lo hagan en
automático y sin necesidad de gritos. Empecemos trabajando la paciencia en nosotros.
Si llegaste al final de este artículo es porque eres una mamá o papá
comprometido con la educación de tus hijos. ¡Juntos lo podemos lograr!
Lic. en Psic. Lucía Vázquez Pérez / lucyvazquez.inp@gmail.com
(1) Amador
Buenabad, N G., Guillén Ochoa, S.G., Sánchez Moreno, D., Domenech Rodríguez, M
& Bauman, A. (2012). CAPAS-Mx: Criando con Amor Promoviendo Armonía y
Superación en México. (Manual para facilitadores). Distrito Federal, México:
Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, INPRFM.

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