¿Con qué pensamientos te sientes bien?
Por:
Erika Varela
“Si cambias tu pensamiento, cambias
tus emociones. Si cambias tus emociones, cambias tu actitud. Si cambias tu actitud,
cambias tu vida. Si cambias tu vida, cambias tu destino.”
Stephen Crane
Pensar, es algo que no puedes dejar de
hacer mientras estás vivo. Hoy en día, con el avance de la tecnología y la
automatización de procesos, en cualquier ámbito de tu vida, se te exige ir más
y más rápido en todo momento. Se te exige pensar en cómo solucionar problemas:
en el trabajo, con la familia, con los amigos, etc. Se te exige involucrarte en
varios procesos para estar “dentro del sistema”, para que no te quedes fuera,
para que pertenezcas a esta sociedad. Estás fuera: si no tienes o no sabes cómo
funciona un Smartphone, si no tienes computadora o tableta, si no tienes
internet, si no conoces de sistemas, si no sabes cómo funcionan las redes
sociales, si no tienes “la última versión”, si no hablas inglés o no sabes otro
idioma. Ocupas tu vida para resolver que no te quedes fuera, aunque, incluso,
no lo estés. Miras al futuro y, quedarte fuera o “atrás”, es una catástrofe.
¿En qué momento piensas que todo irá bien, e incluso, que irá mejor?
Si eres capaz de generar pensamientos
catastróficos, que dañan tu cuerpo y con ello tu salud, y además, lo haces a
una velocidad indetenible, entonces, también tienes la capacidad de generar pensamientos
positivos, y de igual forma, hacerlo a gran velocidad. Aunque aquí, lo importante
es que lo hagas con conciencia y paciencia, la velocidad surgirá en la medida
en la que lo practiques.
Al cambiar tus pensamientos cambias tu
percepción y comportamiento ante la vida, tu esperanza en el futuro, y entonces,
aprendes a disfrutar de cada momento.
Para comenzar, presta atención a la
forma en la que expresas que hay una idea o un pensamiento en tu cabeza. Reconoce
frases como: “me viene a la mente”, “me pasa por la cabeza que…”, “de la nada,
se me ocurre que…”, “me pasa tal pensamiento…”, “hay una idea en mi cabeza…”,
etc. Analiza estas frases, es como si las ideas o los pensamientos surgieran de
la nada, y no es así. No hay una idea en tu cabeza, no vino de repente, tú la
creaste. Observa la diferencia que hay entre las frases anteriores y estas
otras: “yo pienso que…” o “yo estoy pensando que…”. Tú eres el que piensa, tú
produces tus propios pensamientos. Además, de una gama infinita de
posibilidades, tú eliges con cuáles quedarte. Así que, te invito a que cambies o
reafirmes tus pensamientos. Elige aquellos con los que te sientas cada día
mejor.
No te voy a mentir, esto no siempre es
fácil, hay que ir poco a poco. Genérate un pensamiento cada día, investiga. Investiga
en tu propia vida, con qué pensamientos te generas emociones que te ayudan a
tener una mejor actitud durante el día.
La reflexión con la que puedes comenzar
a cambiarlo todo es: “Yo genero mis
pensamientos”. Con esta ideología te harás consciente de que eres tú el
único responsable de lo que piensas. Estarás aceptando una realidad que es
irrefutable pero que quizás pocas veces te detienes a analizar. Tú eres el que produce
todas tus ideas, nadie más puede hacerlo por ti, entonces, te tengo buenas noticias:
las puedes elegir y cambiar.
Esta idea te dará la pauta para ser consciente
de que si tú eres quién genera tus pensamientos, entonces puedes elegirlos. Lo
que da lugar a la segunda reflexión que te propongo: “Yo elijo qué pensar”. Analiza una situación en tu vida. Por
ejemplo, imagina que un conocido pasa frente a ti y no te saluda, ¿qué podrías
pensar?: que está enojado contigo, que te ignoró, que no le importa si estás
ahí, que no te quiso hablar, que le caes mal, que no te quiere, que te odia,
que no te vio, que tiene una emergencia y necesita llegar pronto a algún lugar,
que va pensando en sus pendientes, que va distraído, que emocionalmente no se
siente bien, que se siente mal físicamente, que tiene que llegar pronto al
baño… y hay muchísimas posibilidades más, tú, ¿cuál eliges? Observa, en tu día
a día qué pensamientos estás creando y con cuál de ellos estás eligiendo
quedarte.
Ya que has reflexionado acerca de qué ideas
o pensamientos produces, date cuenta de cómo te sientes emocionalmente con ellos.
Si descubres que con la mayoría de tus pensamientos te generas una emoción
incómoda, reflexiona sobre esto: “Si
puedo generar pensamientos negativos, también puedo generar pensamientos
positivos”. Recuerda que tú los originas, tú decides.
Con pensamientos negativos me refiero
a aquellos que te hacen sentir incómodo, aquellos con los que reniegas de tu
pasado o con los que supones que el futuro, a corto o largo plazo, será
terrible. Los positivos son aquellos que son nutritivos, de bienestar, de amor,
de felicidad, de salud, todos aquellos con los que te sientes motivado,
entusiasta o empoderado en tu día a día.
Un pensamiento tiene un efecto
distinto emocionalmente en cada uno de nosotros, por lo que, te recomiendo
hacer una búsqueda personal, paciente y consciente de qué pensamientos te resultan
favorables en este momento de tu vida.
Facebook: Psicoterapeuta Erika Varela
Instagram: psicoterapeutaerikavarela

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