La Salud Intestinal y El Autoconocimiento


“Toda enfermedad comienza en el intestino”
-Hipócrates-

Por: Gabriela Vázquez



Desde muy temprana edad, incluso antes de nacer, lo que anteriormente llamábamos –flora intestinal- y que actualmente es conocida como microbiota, se empieza a formar a partir del último trimestre del embarazo y progresivamente va reforzándose desde el nacimiento.
En términos generales, la microbiota es un conjunto de microorganismos (específicamente bacterias, virus, hongos y levaduras) que se encuentran distribuidos por diferentes partes del cuerpo a saber: piel, fosas nasales, boca, faringe, tubo digestivo y vagina. En cada sitio es diferente en cantidad y diversidad. La microbiota intestinal posee alrededor de 100 billones (millones de millones) de estos microorganismos, por lo tanto, en la actualidad se le considera un “órgano” del cuerpo humano.
Es importante diferenciar el término microbiota de microbioma. Este último se define como el conjunto de genes (genoma) que codifica y compone  la microbiota.
Hasta hace unos años se sabía que nacíamos con el intestino estéril, sin microorganismos que lo colonizaran y que con el paso del tiempo la flora intestinal comenzaba a formarse. Inicialmente con la lactancia materna como factor  principal de desarrollo de la microbiota en el neonato. Se sabe que la leche materna, además de ser uno de los pilares más importantes y decisivos en el desarrollo del sistema inmunológico, contiene más de 200 oligosacáridos que son considerados como prebióticos, los cuales favorecen el crecimiento de bifidobacterias (benéficas y de defensa).
La microbiota intestinal funciona como barrera protectora, favorece la síntesis de vitaminas, tiene diversas funciones metabólicas, inmunológicas y de absorción. Pueden ocurrir variaciones en la calidad de la microbiota intestinal que dependen básicamente de la genética, la edad,  el medio ambiente, el tipo de alimentación, el estrés, las infecciones y la ingesta de antibióticos.
Existen varios proyectos a nivel internacional para el estudio de la microbiota intestinal y el microbioma. Dos de los más importantes se llevaron a cabo  entre 2008 y 2012; por un lado, en Europa denominado “Metagenomics of the Human Intestinal Tract” (MetaHIT) cuyo principal objetivo era establecer correlaciones entre los genes de la microbiota intestinal humana y la salud o las enfermedades (específicamente enfermedad inflamatoria intestinal y obesidad). Por otro lado, en Estados Unidos el proyecto denominado “Human Microbiome Project” (HMP) el cual buscaba definir con detalle el microbioma.
De tal manera que los resultados y las evidencias muestran que la microbiota intestinal interactúa de forma directa con el sistema nervioso central e influye en el estado de ánimo, el comportamiento, la respuesta ante episodios de estrés y el impacto en la salud emocional tanto en el desarrollo de ansiedad como de depresión; todo ello a través de un flujo de moléculas sintetizadas por la microbiota intestinal llamado  “eje intestino-cerebro”.
Poseemos en el tracto digestivo un sistema especializado e incluso considerado como la división más grande y compleja de los sistemas nerviosos periférico y autónomo, llamado “Sistema Nervioso Entérico” (SNE) el cual se origina a partir de células de la cresta neural que coloniza el intestino durante la vida intrauterina y este sistema, después del cerebro, es el que tiene mayor número de neuronas comparables incluso a los que se encuentran en la médula espinal; de ahí que se le considere como “el segundo cerebro”.
De modo que es nuestra responsabilidad alimentar a nuestros microorganismos intestinales para favorecer nuestra salud en general, de lo contrario, ocurre un desequilibrio en la microbiota intestinal llamado: disbiosis. Si este desequilibrio persiste, tienen lugar enfermedades gastrointestinales, metabólicas, inmunológicas y neurológicas.
¿De qué forma podemos nutrir y mantener saludable
nuestra microbiota intestinal?
Los probióticos son microorganismos vivos que aportan beneficios a la salud, mejoran la integridad intestinal y su función como barrera. Existen gran variedad de probioticos a la venta; sin embargo, es importante establecer para qué tipo de microbiota los queremos (recordemos que tenemos microbiota en varias partes de cuerpo) y será distinto el tipo de probioticos a utilizar.
Los prebióticos son sustancias que encontramos con frecuencia en la dieta. Estos funcionan como alimento para la microbiota (en este caso intestinal)  que estimula selectivamente el crecimiento de un número ilimitado de bacterias en el colon que son benéficas para la salud.
Por último, los simbióticos que son resultado de la combinación entre prebióticos y probióticos y resultan en la mejor fuente de nutrición para la microbiota intestinal.
La UNAM, en su  boletín  de Octubre de 2015, resalta un artículo llamado: “La microbiota, nuevo paradigma para la medicina” donde menciona que en México se ha puesto en marcha un proyecto de investigación denominado “Microbiota y microbioma” encabezado por el jefe de la división de investigación de la facultad de medicina, Samuel Ponce de León, y cuyo objetivo es saber cuáles son las características generales de la microbiota y microbioma en individuos mexicanos que presentan padecimientos como Síndrome de Intestino Irritable, diarrea asociada al uso de antibióticos y síndrome de ojo seco.
Para finalizar, las preguntas que me gustaría que reflexionaras son: ¿Cómo  he sentido mi intestino los últimos seis meses? ¿Acaso mi intestino reacciona en mi cuerpo de manera similar a mi reacción ante la vida? (irritado, doloroso, inflamado) ¿Estoy proporcionándole a mi microbiota intestinal una adecuada nutrición? ¿Qué ocurrió primero, mis cambios de estado de ánimo, el resto de mis enfermedades o mi malestar intestinal?
“Si alguien desea  una buena salud, primero debe preguntarse si está listo para eliminar las razones de su enfermedad”        
                                    -Hipócrates-
Agregar leyenda


Comentarios

Publicar un comentario

Estamos interesadas en conocer tu opinión